jueves, 10 de septiembre de 2015

Dia 10 (13/8/15): Caballos, pailas y sol, mucho sol!

Marina con Cucaracha
La Oropéndola
Y cuando creíamos que en este país llovía 364/365 días va y nos sorprende con casi dos días sin lluvia. El día es tan claro que hasta nos atrevemos a salir sin chubasqueros en la mochila. Hoy toca cabalgata de dos horas a la catarata Oropéndola, una de las 4 cataratas existentes en la finca de la Hacienda Guachipelín. Nos montamos en Osorio, Cucaracha, Pimienta y Canario para cabalgar una hora hasta nuestro objetivo. Luce el sol y vemos el volcán del Rincón de la Vieja recortado en el cielo azul, un azul intenso, precioso! Los 4 caballos, como era de esperar, conocen el camino a la perfección, David nuestro guía apenas les indica cuando el terreno es plano que se animen con un ligero trote (y como nos duele aquel punto en el que la espalda pierde su digno nombre!). Llegamos a la catarata "aparcamos los caballos" y un leve descenso de 10 minutos nos sitúa en el río y en la catarata. El único que se atreve con un baño rápido es Pol, el resto observamos a turistas intrépidos saltar desde resbaladizas rocas. Toca volver, toca recorrer de nuevo el camino con los equinos que nos han traído, y así, a las 11'30h estamos de regreso con una nueva actividad en el bolsillo y un ligero pero persistente dolor en nuestros huesos isquios. 
Recuperamos la marcha con cierta forma genuvárica (parecemos cuatreros al más puro estilo oeste americano) tras el paseo y decidimos acercarnos al parque natural para ver las Pailas (zona de productos volcánicos secundarios). Llegamos y nos inclinamos por un recorrido de una hora en el que contemplar fumarolas, lagos volcánicos y mucho azufre en el ambiente. Empezamos la caminata y los 4 recordamos un "paseo" similar buscando las quimeras en Turquía, sol abrasador, poca vegetación y encima tierra escupiendo gases calientes o muy calientes. Conseguimos nuestro objetivo: relación caminata y cosas vistas óptima: en 1 hora misión cumplida
Las Pailas

Es momento de reponer fuerzas en la soda de la propiedad y por suerte, el camarero/cocinero se apiada de nosotros (intentar comer a las 13’30h le parece casi la hora de la merienda) y accede a hacernos 4 hamburguesas acompañadas de 4 coca-colas bien frías que nos devuelven al mundo de los vivos. Tarde de planificación, piscina y relax con cena de pizza en el restaurante y maletas para salir al día siguiente camino de Monteverde.

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