15 años dedicada al uso y aplicación de Internet en la industria farmacéutica me dan cierta perspectiva. En 1999, cuando empecé con todo esto, las leyes y las patronales no regulaban la Red, era demasiado nueva y todo era alegal y anormativo. En esos tiempos, los pocos que circulábamos por el online nos fiábamos del sentido común y, la verdad, ni se hicieron tonterías, ni se inventó la sopa de ajo cuatro veces, ni nada por el estilo. Conforme fuimos siendo más, instituciones de todo tipo quisieron opinar y comerse parte del pastel, así, LOPD's y otras leyes incluyeron espacios online y las patronales pusieron un artículo en sus códigos de actuación. Todos pusimos juntos las primeras puertas al campo, en forma de pregunta que obligaba a escoger entre sí o no:
La información aquí contenida va dirigida a profesionales de la salud ¿Es usted un profesional de la salud? Sí o No.
Con el sí pasas con el No te quedas.
Con el sí pasas con el No te quedas.
A decir verdad esa etapa de pregunta, acción del visitante y respuesta duró bastante y dió estabilidad al modus operandi del sector. Con la pregunta se cumplía la premisa principal: lo que no se puede hacer offline no se hace online. Y así la Red iba creciendo y se iban subiendo los buenos, los malos, los no tan buenos y los no tan malos. Llegó un momento, como en muchas otras cosas, que cada Comunidad Autónoma quiso ser protagonista y decidió como ponía las puertas al campo de Internet, que si grandes, pequeñas, altas, bajas... y a mí me tocó cumplir con lo que decía Catalunya (ni mejor, ni peor, lo que me tocaba por trabajar en un laboratorio farmacéutico con sede en Badalona). Entonces, nos instaron a poner en todos los contenidos de salud dirigidos a profesionales una espléndida advertencia:
"La información que figura en la página web está dirigida exclusivamente al profesional sanitario facultado para prescribir o dispensar medicamentos, por lo que se requiere una formación especializada para su correcta interpretación."
Parecía que la cosa iba bien, la advertencia era evidente y clara y se usaban zonas de acceso restringido cuando la ocasión lo requería (formación, promoción, videoconferencias, etc.). Conforme pasaban los años cada vez más gente y más contenidos circulaban por Internet y cada vez más y más información hacía realidad la temida infoxicación.
A partir del 2008 llegaron los medios sociales, ese espacio en el que personas, marcas y empresas pueden conversar y compartir opiniones y... llegó el miedo!!! El artículo 8 del Código de buenas prácticas (pág 13) de Farmaindustria, que llevaba años allí, siguió estando pero en Enero de 2014 creció y creció con muchas normas complementarias. Normas que repiten una y otra vez lo conocido y lo desconocido que está por venir, ya que, eso sí que lo dice, estamos en un entorno cambiante.
Y como ocurre cuando hay cambios los legalistas interpretan Códigos y Leyes dando un paso más allá, suponen, leen entre lineas y no sé cuantas cosas más, para, frenar casi siempre, cuatro calles antes del semáforo.
Releía artículos como el de @CarmenCasadoS en 2012: "Redes sociales en la Industria Farmacéutica, aspectos legales a tener en cuenta" y sigo pensando que la solución pasa por la diferenciación clara e inequívoca que deben tener los contenidos de salud: información o promoción. Ésa es la barrera, esa es la linea roja, ese es el punto en el que debemos decidir si exigimos usuario y contraseña o si seguimos advirtiendo que la información está dirigida a profesionales de la salud y es INFORMACIÓN de salud confiable. Ahí debemos llegar, ahí debemos estar, esa es la transparencia que exigimos y la que debemos practicar. Escondernos y encerrarnos en espacios restringidos con usuario y contraseña "PARA TODO", tiene más inconvenientes que ventajas:
"La información que figura en la página web está dirigida exclusivamente al profesional sanitario facultado para prescribir o dispensar medicamentos, por lo que se requiere una formación especializada para su correcta interpretación."
Parecía que la cosa iba bien, la advertencia era evidente y clara y se usaban zonas de acceso restringido cuando la ocasión lo requería (formación, promoción, videoconferencias, etc.). Conforme pasaban los años cada vez más gente y más contenidos circulaban por Internet y cada vez más y más información hacía realidad la temida infoxicación.
A partir del 2008 llegaron los medios sociales, ese espacio en el que personas, marcas y empresas pueden conversar y compartir opiniones y... llegó el miedo!!! El artículo 8 del Código de buenas prácticas (pág 13) de Farmaindustria, que llevaba años allí, siguió estando pero en Enero de 2014 creció y creció con muchas normas complementarias. Normas que repiten una y otra vez lo conocido y lo desconocido que está por venir, ya que, eso sí que lo dice, estamos en un entorno cambiante.
Fragmento de las normas complementarias del artículo 8 del Código de Buenas Prácticas de la Industria Farmacéutica(Edición Junio de 2014) |
Releía artículos como el de @CarmenCasadoS en 2012: "Redes sociales en la Industria Farmacéutica, aspectos legales a tener en cuenta" y sigo pensando que la solución pasa por la diferenciación clara e inequívoca que deben tener los contenidos de salud: información o promoción. Ésa es la barrera, esa es la linea roja, ese es el punto en el que debemos decidir si exigimos usuario y contraseña o si seguimos advirtiendo que la información está dirigida a profesionales de la salud y es INFORMACIÓN de salud confiable. Ahí debemos llegar, ahí debemos estar, esa es la transparencia que exigimos y la que debemos practicar. Escondernos y encerrarnos en espacios restringidos con usuario y contraseña "PARA TODO", tiene más inconvenientes que ventajas:
- Los espacios de acceso restringido nos hacen perder la transparencia que es la base de la credibilidad.
- Si las farmas se ven obligadas a "ocultar" sus contenidos de salud dirigidos a profesionales, debemos recordar que por la Red hay mucha, mucha información de salud de muy dudosa confianza. Quizás entre todos, le demos más protagonismo del necesario.
- Nos dan miedo las notas de prensa y los botones de los medios sociales que facilitan compartir información en un vademecum (recordemos que la Agencia Española del medicamento tiene accesibles todas las fichas técnicas y prospectos de los medicamentos comercializados en España). Y yo me pregunto, tanto cambia el copiar y pegar una URL en nuestros perfiles sociales?
Y entonces tropiezo con la noticia "La industria de EE UU rechaza la guía de buenas prácticas en redes sociales de la FDA" en la que los laboratorios farmacéuticos americanos dicen que la guía "dejará "en la oscuridad" a los consumidores"... y quien sabe si a los profesionales? ¿Haremos lo mismo en España? ¿Se pondrá de acuerdo la industria farmacéutica afincada en España para posicionarse de manera global y conjunta como ha hecho la americana?
De verdad, las leyes son para cumplirlas, las normas para aplicarlas pero irse a los extremos no acostumbra a dar los mejores resultados. El paso del tiempo dirá donde debimos posicionarnos, y estoy convencida que volverán a oírse, otra vez con fuerza, opiniones que dirán: ahí está, la industria farmacéutica, armada con claves de acceso que nos ocultan lo que hacen con los profesionales de la salud!!!! Mira, mira y ves tú a saber que hacen!
Y sí, si siguen apretando a la industria farmacéutica, al final, conseguirán ahogarla!
Y sí, si siguen apretando a la industria farmacéutica, al final, conseguirán ahogarla!
Muy buen punto Mónica! No me había planteado el hecho de no poner registros como una muestra de transparencia hacia la sociedad.
ResponderEliminarEs una pena que a día de hoy en que se encuentra cualquier información en Internet, los laboratorios no puedan aportar información equilibrada y revisada por profesionales cualificados. Da miedo googlear el nombre de determinados medicamentos!
Pues sí Anna, y ya no sólo oscurantismo para pacientes, también para profesionales y población en general. Ya veremos donde acabamos con tanto legislar, relegislar, recomendar, prohibir y más.
EliminarGracias por el comentario!