Pasaron las vacaciones, vamos viendo que los días son más cortos y que pronto acabará el verano, esa estación del año en la que parece que todo cambia para, en muchas ocasiones, desear que todo siga igual "a la vuelta".
Así, como quien empieza un nuevo curso escolar, con los coletazos del sol veraniego en el cogote (como me divierte la palabra cogote!!!) hemos propuesto un nuevo Carnaval de la Salud a la blogosfera sanitaria y alrededores (que no está muerta, quizás estaba de parranda...), ya que, como nos gusta decir y tuitear, todas las opiniones son bienvenidas. Así pues, vayamos al tajo que soy propensa al despiste narrativo.
De todos modos, creo que el debate discurre en otra dirección, ya que, la mayoría de nosotros, para empezar somos personas únicas, con una vida privada y otra pública, seguramente, y en ambas dos tenemos parcelas personales y profesionales. Por ello, cuando nos vamos a los medios sociales, o a nuestra parcela digital, creo que, compartimos y participamos personal y profesionalmente lo que nos apetece en aquel momento. En mi caso y supongo que en otros también, la cosa se complica cuando "te toca hablar y participar en nombre de una empresa o una marca", ahí, ya notas que "esa boquita no es mía" y es entonces cuando cambias el tono, reprimes algún tuit o abandonas el debate en el que, como marca, te toca morderte la lengua. Y sí, por mucho que queramos humanizar marcas y empresas no es lo mismo que mi YO personal y profesional, que más o menos controlo, defiendo y cambio a demanda. Incluso a veces, cuando abandono un debate con la cuenta de Empresa lo continuo con mi cuenta personal para no seguir derroteros equivocados. Y no nos engañemos, esto no va a ir a mejor, ya que cada vez más, vamos a estar obligados a cumplir guías de estilos y comportamiento de las Empresas y marcas para las que trabajamos.
Ahora bien, que nadie se confunda, que mi YO personal-profesional, es libre e indisoluble.
Y ¿Cómo se lleva esa convivencia de mi YO y el TÚ corporativo de turno? Pues no os engañaré, alguna vez palpito cuando me doy cuenta que "las cuentas corporativas" han lanzado un tuit de macarons, ayyyyyyyy !!!! Y eso, a los que llevamos varias cuentas, entre la tuya-tuya y la prestada nos pasa, y nos sonrojamos, y corremos a borrar el tuit, y miramos al cielo para que nadie le dé al print-pantalla !!!
Y cuando la visibilidad y reputación de la marca-personal-profesional es superior a la marca-corporativa-empresa qué ocurre? Pues depende:
- Algunas veces la Empresa entiende que sus empleados apoyan y dan fuerza a sus marcas, que son unos de sus mejores embajadores, y, ante la duda, los vigila desde la distancia "por lo que pueda ser" (alertas, RSS, listas de twitter, etc.).
- Otras veces la Empresa, o mejor dicho los dirigentes de la Empresa (habitualmente 0.0 y que no han entrado en el mundo social digital) inician una extraña persecución/prohibición/coacción a sus empleados con vida digital comparable a los celos de los primeros amores adolescentes.
- Y, en todavía raras y contadas ocasiones, la marca-empresa aprovecha la situación y la usa para reforzarse. Así, aunque no sea en un medio de salud, dando una vuelta por mi TL dí con la Vanguardia, que, en su sección de redes sociales incluye, "normalmente" una lista de twitter con los usuarios personales-profesionales de sus periodistas. Y, seguramente, en esa lista, a golpe de tuit es donde, ellos aportan nuevo valor al periódico, con ese uso particular que hacen de sus perfiles.
Pero como decíamos en el título, gustos son colores y como decía Serrat en "Cada loco con su tema":
... cada uno es como es,
cada quien es cada cual.
Y baja las escaleras como quiere...
Y aquí os dejo a Serrat hace algunos años que como yo, es partidario de vivir !!!!
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