miércoles, 5 de junio de 2019

AMISTAD, divino tesoro.

Soy persona de viajar, o mejor dicho soy persona de estar poco anclada en el puerto. Creo que desde bien pequeñita me gusta moverme en el más amplio sentido de la palabra. Me gusta moverme haciendo deporte, me gusta moverme participando en actividades variopintas, me gusta moverme cuando mis amigos y amigas me piden movimiento y me gusta moverme viajando. En algún que otro post he explicado la diferencia entre turista y viajera, lo mucho que me gusta viajar por todas partes y lo mucho que disfruto con las personas que se cruzan en mi camino. Además, con el paso de los años cada vez visito menos y vivo más, sí, sí, me doy cuenta que en cada nueva aventura viajera que emprendo priorizo el contacto humano y la buena conversación. Así, pusimos un pie en Dakar el 13 de abril de 2019 cinco mujeres diversas, casi desconocidas que habíamos decidido emprender una aventura de 10 días en Senegal. No llevábamos guía, nos guiaban nuestros corazones y una firme convicción de acercarnos a la realidad africana para "facilitar" ya fuera un cambio o que "algo" marchara un poco mejor. Como conté en el ya lejano post "Volvemos", el run run africano se hizo insoportable y junto con Marina, "mi princesa", habíamos comprado dos billetes para volar a Dakar. Fue, en la inauguración de la exposición "Dones disruptives, arpilleres en acció" cuando Montse se me acercó y me dijo: Mónica, aceptas a 3 viajeras en tu próxima aventura senegalesa? He de decir, que no lo dudé ni siquiera un momento, recuerdo que dibujé una amplia sonrisa y contesté: CLARO, CLARO será genial!!!
Con Abdoul y Mbaye la primera noche,
no es una gran foto pero son 3 corazones inmensamente felices
Faltaban dos meses para el viaje y con Mbaye y Abdoul llevábamos muchas semanas trabajando, con el primero el recorrido, los alojamientos, una visita a Aissatou, su madre comadrona en el puesto de salud de Louli, que si en Casamance dormiríamos en Cap Skirring para trabajar con las mujeres de Marie Luise que si íbamos a dormir en un campamento o bien en un hotel. Con Abdoul organizábamos cuando íbamos a vernos, y como serían los talleres de arpilleras en Ibel ya que como ha contado en su post, "él debía quedarse a estudiar en Dakar". Como sabéis no soy ni pretendo ser ninguna agencia de viajes, en mi cabeza, como acostumbro a hacer en mi trabajo, tenía los objetivos claros: orfanato de Mbour - centros de salud de Louli e Ibel - escuela de Ibel - dos grupos de mujeres arpilleristas uno en Ibel y el otro en la isla de los fetichistas en Casamance y hospital de Kedougou. El resto: vivir y sentir África sin condiciones.
Y a partir de ahí, un par de cenas de chicas, y el grupo ya estaba "enganchado": Berta, Julia, Montse, Marina y Mónica, todo a punto para subirnos con nuestras 7 maletas al avión que nos llevaría directamente a Dakar el sábado 13 de abril. Sí, sí, nos íbamos con las maletas repletas y los corazones encendidos ante el plan diseñado, somos así, mujeres inquietas y temperamentales.
Aqui 5 mujeres con 7 maletas facturadas y 5 bolsas de mano
Y... aterrizamos en Dakar, recogimos el equipaje y... una sensación de pánico se apoderó de mí, ¿y si no había nadie esperando cuando se abriesen las puertas? ¿Y si al final tanto organiza por aquí, contempla por allá y asegura un poco más arriba nada hubiera funcionado? Notaba como mi corazón latía desbocado en mi garganta y... se abrieron las puertas, ay madre, ¿Estarían y reconocería a Mbaye y Abdoul? Iba yo la primera de la expedición, miré a derecha e izquierda sin reconocer a nadie.... pánico, sudor, taquicardia... y de repente los vi, estaban saltando como locos de alegría en segunda fila, corre, corre, y nos fundimos en uno de los mejores abrazos que recuerdo!!! Lágrimas, emoción y una alegría infinita con el reencuentro, sí, sí habíamos vuelto, pisábamos de nuevo Senegal con todas nuestras fuerzas.
La juventud del viaje en la aldea bedik de Andiel
Esa primera noche fue de abrazos y besos a grandes dosis, con Abdoul, con Mbaye, con Assane, y con todas aquellas personas que habíamos visto en nuestro viaje de agosto. Incluso ahora, un mes y medio después, si cierro los ojos recuerdo a la perfección esa extraordinaria sensación, ya bien entrada la madrugada, DORMIR EN ÁFRICA, bueno maldormir pues los nervios se empeñaron en no dejarme descansar como hubiera querido. Emprendimos viaje al día siguiente, nos despedimos de Abdoul y sí, dió comienzo nuestra gran aventura, nuestro #senegaldream.

Berta, Marina, Mbaye, yo, Montse Júlia y Abdoul
(A Arouna lo recogimos en Kedougou)
No sé si fueron las casi 10 horas de coche, si fue el calor que empezó a apretar, si fueron las carreteras trazadas con tiralineas o que fue exactamente, pero todo cambió, las 5 mujeres vimos que nuestras emociones, a flor de piel, se sincronizaron en un plis-plas y nos convertimos en un TODO. Mbaye al volante se sumaba contento a nuestras bromas, respondía nuestras preguntas y nos llevó como buen conductor que es,  hasta el campamento de Wassadou, nuestra primera parada camino de País Bassari. Pasamos noche y al día siguiente, antes de desayunar, un tranquilo y silencioso paseo en barca por el río Gambia justo cuando salía el sol nos ancló definitivamente en África.
Salida del sol sobre el río Gambia
en el campamento de Wassadou
La foto clásica a la entrada de Niokolo Koba

En el campamento "Chez Arouna" con Arouna, en Ibel
Los días en País Bassari y Casamance con Mbaye y Arouna nos enseñaron que con poco se puede ser mucho, que la dignidad no es cuestión de dinero y que en Senegal la amistad es sincera o no es. Recorrimos con ellos más de 2000 kilómetros, muchas, muchas horas de furgoneta sin aire acondicionado; subimos montañas a más de 40 grados, paseamos por playas desiertas, hicimos arpilleras y entregamos material en colegios, orfanatos y puestos de salud. Y nos convertimos en un divertido grupo de 7 personas felices que paseaban, reían y bailaban bajo lámparas de colores con bluetooth con los brazos completamente abiertos.

Arouna y yo riendo en Iwol

"El grupo" en la piragua camino de la isla de los fetichistas
Salta, ríe, vive!!!
"Mamá África", Marina y sus tres hermanos africanos
Faltaban escasamente 24hs para volver a Barcelona y la última noche era el momento de celebrar el cumpleaños de Arouna y Mbaye. No fue fácil encontrar velas, ni tampoco algo que se pareciera a dos pasteles pero con un poco de imaginación y buena voluntad podía funcionar. Entre todas habíamos decidido que nuestros dos chicos debían celebrar su cumpleaños, se merecían soplar, al menos una vez en su vida, unas velas y formular un deseo, así, un 21 de abril cantamos el cumpleaños feliz más internacional en català, francés y wolof para festejar por todo lo alto las que creemos son las 29 primaveras de Arouna y las 32 de Mbaye.
Feliz cumpleaños Arouna y Mbaye, a cumplir muchos más!
Pero la mayor expresión de amistad nos la regaló Mbaye el último día antes de volver a Barcelona, llevaba yo días y días diciéndole que buscase un restaurante para comer con su madre Aissatou y su hermano Cheikh y él me iba respondiendo sí, sí, vale, vale. Llegó el lunes 22 de abril y tras entregar material en el orfanato de Mbour nos dió la gran sorpresa: nos vamos a comer a mi casa dijo! A decir verdad me enfadé un poco con él (y sigo enfadada) pues conocedora de lo poco que tienen, preparar comida para 7 personas no es precisamente un regalo y encima nos presentábamos "con las manos vacías". Así llegamos al patio de la casa y procedimos según su manera habitual. Primero lavado de manos con el cubo y la tetera de plástico, luego toca sentarse en el suelo, como cualquier familia africana y finalmente es el momento de empezar a comer los dos magníficos bols con theboudienne situados en el centro.



Gracias Mbaye, nuestro mejor Theboudienne!!

Riendo y riendo con Fatou,
maestra de ceremonias del theboudienne
Y como me dijeron, cuando acabas
te chupas la mano y luego te la lavas.
Y claro, eso significa que ya no vas a comer más!
Fatou nos explicó la técnica: "se coge arroz con la mano y se aprieta para hacer una bola, luego tienes que acercar la mano a la boca y no al revés". 
Mientras llevábamos a cabo las primeras prácticas Fatou repartió el pescado dentro del bol y nos ofreció las verduras, ¿Quieres un poco de zanahoria? (con ella en la mano) si aceptabas, te la pasaba, le dabas un mordisco y se la devolvías para el siguiente. Todo en conjunto fue una grandiosa vivencia y la comida la mejor de todas, riquísima y exquisita. Llegó el postre, y así, sin más acabamos con una magnífica fiesta improvisada a golpe de móvil y altavoz.
Creo que fue una de las experiencias más mágicas de todo el viaje, fue la máxima expresión de compartir y vivir en primera persona la famosa teranga senegalesa que concluyó, como no podía ser de otra manera, con un magnífico té Ataya que veníamos repitiendo casi cada noche antes de irnos a dormir.
Mbaye, el artista de Ataya
Y fue entonces, cuando creo que todas y cada una de nosotras nos convertimos en la familia toubab de Mbaye, Abdoul y Arouna. Pocas horas después, en el aeropuerto, tras un viaje muy, muy silencioso llegó el momento de despedirnos.
Resonaban en nuestras cabezas las risas, canciones y bailes de Arouna con su risueña pregunta cuando una maravillosa noche de abril en Chez Leontine le dije:
Oye Arouna has visto la luna llena?
Y él respondió: ¿Luna llena? De qué?

Recordábamos los largos silencios y el exquisito trato de Mbaye, y como casi sin querer todos nos habíamos vuelto un poco políglotas al combinar al mismo tiempo català, castellano, francés y wolof que nunca fueron barrera en nuestro grupo.
Y Abdoul, nuestro chico universitario, esforzándose por su sueño en Dakar, haciendo lo imposible por pasar tan solo dos días con nosotros vividos con una intensidad desbordante.
Echo mucho de menos a mis tres chicos africanos que se desvivieron por hacer de nuestro #senegaldream, un viaje diferente que se ha convertido en un recuerdo imborrable.

La última foto en el aeropuerto, volábamos a Europa!
Antes del adiós definitivo repetí la frase del mes de agosto, de nuevo tenemos que irnos para volver y sí, lloramos todos y cada uno de nosotros, nuestra amistad había quedado sellada para siempre.
Pero antes de irnos buscamos un horizonte, antes de irnos pusimos fecha para repetir el viaje: a principios de abril de 2021, con motivo del festival de Txarango en Caparan, intentaremos volver los 8 para volver a vivir intensamente África por todos los poros de nuestra piel.


Compta amb mi en els dies de lluita
si l'esperança et descuida.
Als mals passos hi haurà uns braços,
compta amb mi

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